El Reflejo de la Felicidad.

Hola de nuevo. Hace mucho que no escribo y para quienes todavía me leen, años atrás tenía una sección titulada viajero en acción pero que, con el paso de los años, fue cayendo poco a poco ya sea por falta de ganas, falta de ideas, o incluso, falta de viajes. 

Ahora que me he dedicado más a la música, a componer mis canciones, producirlas, cantarlas y obviamente grabarlas, me ha quitado tiempo para volver a escribir sobre viajes. Sobre lo que nos motiva el hecho de viajar.

Y hablando de esto, hace unos días de que esto esté publicado, salí de viaje. Pero no cualquier viaje. Es más, ni sabía que iba a viajar hasta la noche antes de salir y aún más, no tenía ni en mente en salir.

Para darme a entender mejor... A mi madre la invitaron sus amigos a ir a Veracruz ya que ellos tenían cosas que hacer por allá. Por lo que la noche antes de ese viaje, mi mamá me dice "hijo, me voy a ir a Veracruz". Y yo me sorprendí y le dije "muy bien, pues ve amá". Yo en mi mente estaba feliz porque se iba mi madre por primera vez después de años a un lugar bastante lejos y lo mejor, con sus amigos. Por eso estaba feliz y sorprendido de que se iba y además, de que conocería la playa por primera vez. Por eso no le dije que yo quería ir. Quería que ella disfrutara de ese viaje sola con sus amigos. Es más, la seguí animando porque no quería en primer instante irse tan lejos. A lo que me dice "Me dicen que pueden acompañarme ya que salimos a las 5 am" Y le respondo, "no amá, ve, disfruta". 

Ya en el día de viaje, no pude dormir en primer lugar porque estaba rondando en mi cabeza "acompáñala Armando, te vas a arrepentir después si no vas". Y en segundo lugar porque, muchos amigos cercanos o conocidos lo saben, y lo he expresado abiertamente, no me llevo bien con algunas personas de mi familia. Y esa noche una de esas personas estaba haciendo demasiado ruido por lo que menos pude dormir. Así que a las 5 am me desperté, vi a mi madre preparándose para irse a lo que ya le dije al final. 

"¿Quieres que te acompañe jefa?" Y me responde "pues si quieres hijo, ellos no tienen problema". Así que accedí por esas dos razones, no quería estar en la casa pensando cosas malas que pudieran pasar en el viaje y menos estar con personas que la verdad no soporto. Así que arreglé mi mochila con mi cámara, ropa y accesorios y vámonos. Salimos a las 6:30 am para llegar al puerto de Veracruz a las 4 de la tarde. 

Llegando a la playa, volteo a ver a mi madre para notar su reacción al conocer el mar por primera vez y no miento al decirles que quería chillar en ese momento. Es lo más mágico que he vivido. Tenía una mirada así como de "¿qué estoy haciendo aquí?" Sorprendida de que estaba pisando arena (aunque con zapatos y nunca tocó el agua del mar). Pasamos un momento con sus amigos en el mar. Solo viendo. Yo tomando unas cuantas fotos porque les decía que en la playa que estábamos ese día no había conocido y que era como una logro más estar ahí cerca del acuario. 

Ya en la noche fuimos al puerto para que mi madre viera los gigantescos barcos e igual, me sentí muy bien al verla tan feliz mirando cosas que nunca pensó ver en persona. 

Yo lo que quería era tomarme un café y/o comprar una bolsa de café de la parroquia. Un lugar bastante turístico de ese Estado pero lamentablemente no pude hacerlo por cuestiones de tiempo. 

Para terminar esta historia. Nos quedamos esa noche, en Cempoala. El lugar donde vivían los amigos de mi madre. La verdad no pude dormir porque, la casa era muy humilde pero muy acogedora, sin embargo, había bastantes insectos y lo peor, hacía mucho calor en la noche.

Esa noche recordé de camino al pueblo que yo había hecho una exposición sobre la zona arqueológica del mismo nombre por lo que para mi significaba algo, dentro de lo banal para unas personas, importante para mi porque había sido, si mal no recuerdo, la primera exposición sobre zonas arqueológicas que  hice en mi carrera. Así que ya en la mañana salimos a desayunar a un mercadito y de verdad, prueben las garnachas. Que ricas que están. Y después de desayunar, visitamos la zona arqueológica. 

Antes de ir para allá, me comenta el amigo de mi madre que cerca está una playa que no sé si sea verdad pero dicen que es de las más bonitas del Estado que se llama Playa Chachalacas y que podíamos ir pero al ver el tiempo que teníamos pues no pudimos ir. 

La zona arqueológica es muy grande, más de lo que yo pudiera imaginar. Además, por el pueblo hay otros restos arqueológicos por lo que me daba una idea de lo grande que pudo ser en su época de esplendor. No está de más decir que me encantó la zona arqueológica y a mi madre igual. Se sorprendió ver que siguieran de pie los edificios después de tantos años y aún más con ver los árboles tan grandes y viejos que estaban ahí. 

Pero bueno, no quiero alargarme porque fueron 3 días de viaje donde solo 2 la pasamos en Veracruz y otro más unas horas en Puebla. 

¿Por qué dice el título "El Reflejo de la Felicidad si tú no hablaste de eso? 

Bueno, dadas las circunstancias del viaje, y de los momentos que pasé con mi madre. Está de más decir que es los mejores viajes que he tenido en mi vida, aunque cortos, pero llenos de felicidad y un poco de desesperación también si les soy honesto pero increíbles sin dudarlo. El simple hecho de ver a tu madre conocer algo nuevo, tanto la playa como la zona arqueológica de Cempoala, es lo que vale la pena todo lo demás. Porque no siempre sucede así. Tener momentos con tu madre tan preciados como el que tuve. 

Todo esto me hizo centrarme aún más. Uno nunca sabe cuando parte de este mundo y debemos disfrutar la vida con alegría y pasión y esto es lo que más amo de los viajes. No solo te aleja de tus problemas, que muchos lo ven así, sino que puedes estar contigo mismo y esto para mi es lo más valioso que puede haber. 

Siento que muchos pueden decir que viajo solo porque no tengo amigos, y en cierto punto es así, pero viajo solo porque quiero estar conmigo mismo. Hay y habrá momentos para disfrutar con amigos, parejas, familia. Cada viaje es totalmente diferente dependiendo de la compañía. Y yo trato de disfrutar cada momento. Quizá puedan pensar  que estoy loco o soy raro, y no se lo he dicho a nadie pero, no con todas las personas soy igual. A cada persona trato diferente, actúo diferente. Soy otra personan en el trabajo y otra en la vida social y otro en lo familiar. No sé si es malo pero lo he aprendido gracias a los viajes, gracias a que he vivido muchas cosas y tengo anécdotas y fotos que no he sacado con mi cámara pero que siempre recordaré en mi memoria  que son valiosos para mi. 

Y por eso dice el título "El Reflejo de la Felicidad" porque es lo que provoca el viajar y el ver el mundo con los ojos de las personas que te rodean, en este caso mi madre es eso, es reflejo de la felicidad.