Sé que este blog es para contar sobre viajes y experiencias en este sentido. Pero hoy es un día muy triste y por ende, me puse a pensar si todos o la mayoría, estamos preparados para el fin de algo.
¿A qué me refiero? Bueno, Hoy es un día triste debido a que mi cuyo (catalina) dejó este mundo tras 6 años con nosotros, tuvo una excelente vida y no por ser su dueño, sino que toda la familia y allegados la querían bastante. A todos nos hacía muy feliz verla caminando en la cocina exigiendo que le diéramos de comer e incluso chillando por eso. Y cada que mi mamá le hablaba, ella se ponía como loca como demostrando que también quería a mi mamá. Así nos fue ganando el corazón.
Pero, ¿a qué voy? Hace un par de años cuando también estaba mala pero no como lo estaba antes de fallecer, me puse a pensar que estaba listo para la despedida.
Respondiendo la pregunta y, en mi propia experiencia puedo decir que NO, no estamos preparados cuando un final llega. Hace 2 años pensé estar listo. Se lo comentaba a la veterinaria que llegará el día en que ya nos dejé y yo estaré preparado. Sin embargo, ahora que lo estoy viviendo esto puedo decir que jamás estuve preparado. Lloré mucho por su partida.
Idealizamos mucho que estamos preparados de que el fin en cualquier momento llegará a alguna persona que conocemos o familiares o mascotas, (y así va a ser pero queremos que sea lo más lejano posible) pero cuando te toca ver (en esta caso con mi mascota) pierdes ese sentido. Ya no te funciona la cabeza para pensar que es la hora de la partida, sino tratas de hacer lo posible a que no pase. Son tantas emociones juntas y cuando dijiste que ya estabas listo, en realidad solo era una bomba de humo. Me di cuenta que en realidad no estamos listos, creemos estarlo pero no lo estamos, o bueno, yo no lo estuve. A lo mejor lo decía para hacerme el fuerte, para quitarme presión o simplemente para seguir apapachando a mi mascota lo que le quedara de vida y al final sí que vivió mucho tiempo. Hasta los dos veterinarios que la apoyaron se sorprendían ya que no suelen vivir mucho tiempo.
Así me siento hoy. 6 años con una mascota que amo y amaré para toda la vida. Mi madre no es de tener mascotas. No le gusta tenerlos en casa. Pero con Catalina fue diferente. La quiso muchísimo, le importó mucho su salud hasta en estos días siempre cuidándola de que si hacia frío, la tapaba con más ropa. De que la sacara unos minutos al patio para que le diera el sol. De darle a cada rato de comer (porque comía mucho la canija) y muchas cosas más que se nos quedarán en nuestros corazones.
Lo mejor que nos pudo traer a la casa fue que Catalina hacía muy feliz a mi madre. Y cuando veía la sonrisa de mi mamá cuando cata hacía su desorden, nos gritaba para pedir comida, u esas pequeñas cosas me hacían tener mucha paz ya que fue gracias a Catita que mi mamá se desentendía de sus problemas por un momento y eso es lo que me voy a llevar de mi mascota toda la vida.
¿Cómo una mascota nos puede dar tanto de amor? Simplemente la dejamos vivir. Nunca estuvo enjaulada y es muy común que muchas personas que tienen cuyos, las ponen en jaulas y nosotros no. Le hicimos su campo con ropita que ya no usamos para que se calentara y ella nos dio todo su amor.
Así como me despedí de mi abuelita, lo hice con ella. Le canté una canción que compuse para momentos de este tipo. Una canción que nos hable esa persona (en este caso mi mascota) y nos dice que todo estará bien que sigamos adelante. Sonará muy raro pero la grabé cuando le estaba cantando pero no lo subiré a ningún lugar, al contrario, lo guardaré como un tesoro para mostrarles a mis sobrinos, hijos o nietos, lo que una mascota puede generar en nosotros. Por eso lo hice. Le canté hasta un popurrí de varias canciones que iban acorde a lo que ella nos dio, que es amor y le respondía con una de despedida y de agradecimiento.
Hasta la otra vida Catalina. Donde quiera que vayas, te seguiré y te regañaré y te diré que eres una chillona, cochina y más pero siempre con una sonrisa. Te vamos a extrañar mucho. Di todo lo que podía dar y cada que te enfermabas iba inmediatamente con el/la veterinari@ para que te mejoraras. En esta ocasión lo hiciste de nuevo pero ya estarás en otro lado. Jamás dudé de tu fuerza, de tus ganas de seguir viviendo y es otro aprendizaje que me llevo de ti. Te extrañaremos.
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