Alguna vez viví algo que solamente lo puedes conocer viajando. El trato de las personas es lo más importante y lo que el turista se lleva a casa. Está más allá de lo que imaginamos, no es un aspecto de tomar a la ligera.
Siempre lo he dicho, uno de los placeres de la vida es viajar, no importa como lo hagas ni que tipo de viaje hagas (de trabajo, escolar, investigación) siempre hay algo diferente, algo que te hará volver constantemente a ese lugar donde tú quedas atónito ante semejante cultura en el territorio donde estás pisando.
Cada vez hay más personas que viajan no sólo por diversión sino como conocimiento, debido a que la mejor manera de conocer es viajando.
Fotografía: Valeria Mendoza Loaiza. |
Morelos, una ciudad magnifica donde las personas son amables y con un alma enorme que en pocos lados se ve.
Después de nuestra visita a la zona arqueológica de Xochicalco, hicimos una parada obligatoria para poder comer y recargar las pilas después del calor sofocante que hacía.
Fue un momento agradable con música en vivo y donde los comensales que se encontraban en ese sitio, sintieron la música y empezaron a bailar.
A pesar del calor inmenso, todos estábamos listos para la siguiente parada, Tepoztlán. Lamentablemente no se pudo acceder a conocer la zona arqueológica del Tepozteco debido a la parada obligatoria para comer.
Fotografía: Valeria Mendoza Loaiza. |
Recorrimos las calles del lugar y aunque estaba lleno de coches y personas por doquier, no nos detuvo para poder visitar algunos negocios donde vendían artesanías. Yo estaba buscando pulseras, cosa que no pude encontrar en este lugar aunque había muchas de colores, tamaños y materiales diferentes.
Después de ver el Ex convento y recorrer las calles, nos teníamos que regresar al camión para poder hospedarnos en el hotel y seguir con nuestra siguiente parada, Hidalgo. Pero esa es otra historia.
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